Entrevista al Dr. Jaime Bosch, biólogo e investigador del CSIC
El Dr. Jaime Bosch, biólogo e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) es un apasionado de la investigación en el campo de los anfibios. En concreto, lleva décadas luchando contra la propagación de los hongos quitridios y los virus ranavirus en nuestros ecosistemas (los que más afectan a la desaparición de los anfibios) y buscando posibles tratamientos y curas.
Centra sus investigaciones en el macizo de Peñalara y en lo que es hoy el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. De hecho, es el impulsor y responsable del Centro de Cría en Cautividad de Anfibios Amenazados de la Sierra de Guadarrama, donde ha hecho una gran labor, junto con su equipo, en el estudio de la enfermedad de los anfibios y la puesta en marcha de proyectos conservacionistas de cría en cautividad y repoblación de especies en peligro, como el sapo partero común (Alytes obstetricans), el sapo común (Bufo spinosus) o la rana patilarga (Rana iberica).
Vamos con la entrevista, que tenemos muchas preguntas para Jaime.
Jaime, qué tal?! Un honor y un verdadero placer que personalidades como tú nos den la oportunidad de conocerles mejor y poder seguir acercando la herpetología, en diferentes enfoques, a la gente común…
– Muchas gracias por vuestro interés y encantado de comentar nuestros esfuerzos conservacionistas con otros apasionados de los anfibios.
¿Cuál es tu trabajo en la actualidad, relacionado con la biología y la investigación?
– Intento documentar los problemas que afectan a los anfibios, evaluar su incidencia y, sobre todo, buscar soluciones. Todo ello desde una aproximación científica, pero también práctica y realista.
Ya son muchos años, ¿verdad? ¿Cuándo empezaste a sentir atracción por los anfibios y reptiles y, en general, por la herpetología?
– Sí, ¡demasiados! Desde muy pequeño me atraían, casi exclusivamente, los herpetos. Quizás simplemente porque eran los animales que podía ver más de cerca, e incluso meterlos a escondidas dentro de casa. Por desgracia, en mi entorno no había un especial interés por la naturaleza, así que quizás fue Félix Rodríguez de la Fuente quien despertó mi interés.
Eso si, yo siempre iba con los malos o con los perdedores: la culebra que aparecía con música tenebrosa para comerse a los pollos del nido, o el lagarto que sucumbía al ataque del ave rapaz…
En aquellos tiempos querer ser «herpetólogo» o «investigador de anfibios», ¿era algo más o menos común, o te consideraban un «rara avis» en la universidad?
– Si, tú lo has dicho. El número de ‘no pajareros’ en la facultad Biología se podían contar con los dedos de una mano.
Recuerdo que en las salidas al campo siempre nos criticaban porque nuestro atuendo no era el apropiado para ver aves, y nadie entendía que pasáramos todo el día levantando piedras en lugar de pasear por el campo con unos prismáticos.
En aquel entonces también había mucha abundancia de anfibios y reptiles en cualquier parte de la península Ibérica, ¿verdad? ¿Qué ha pasado en estos 30 últimos años para que actualmente haya tan pocos anfibios y reptiles?
– Exacto. Ser herpetólogo ahora tiene mucho mas mérito. Hace unos 25 años, cuando yo ya estudiaba anfibios, todavía era posible ver grandes cantidades de ejemplares sin irse demasiado lejos.
Es verdad que, en esa época, el medio sufría agresiones brutales, como vertidos descontrolados de escombros o contaminación química. Sin embargo, parecía que aún no se había llegado al límite de aguante de las poblaciones, y estas eran capaces de subsistir e incluso de recuperarse.
El problema de verdad empezó, probablemente, cuando a esas amenazas tan evidentes se sumó otra más sutil pero mucho más peligrosa: la introducción de especies exóticas.
Sí, ya se sabe que es una de las principales causas, sumado a la importación de ranas africanas para investigaciones farmacéuticas en europa en los años 60, 70 etc. pero ¿por qué se ha intensificado su propagación en las dos últimas décadas?
– A gran escala, estos patógenos se mueven mediante el comercio internacional de animales, tanto legal como ilegal y para los fines que sean, y este comercio ha crecido exponencialmente en las últimas décadas, con la globalización.
Una vez que el patógeno pega ‘un gran salto’ entre continentes, países o zonas alejadas, a nivel local se dispersan por los propios anfibios autóctonos, pero también por las aves y otros animales. Los ranavirus también infectan a los peces, y los hongos quitridios pueden crecer también en el aparato digestivo de los cangrejos…
Piensa que los anfibios que se venden como mascotas provienen, muchas veces, de áreas muy lejanas como Asia, y llegan a las tiendas portando estos patógenos, ya que no existe ningún control efectivo…
Interesante… Sigamos… Desde la identificación de los hongos quitridios como patógenos de anfibios, se han propuesto numerosas hipótesis sobre su origen geográfico. ¿Es Ásia el punto «cero» realmente?
– Si, ha costado casi dos décadas de investigaciones, pero ya no hay ninguna duda. Provienen de Asia. Aún no sabemos exactamente cómo fue su dispersión, y quizás nunca lleguemos a saberlo ya que haría falta muchos recursos económicos para abordar un estudio detallado del proceso.
Sabemos que esto es algo subjetivo pero, en tu opinión y en general, ¿Qué porcentaje de abundancia de anfibios hay actualmente respecto a hace 2 o 3 décadas? ¿Un 30%? ¿Un 20%?
– Es difícil generalizar, ya que incluso algunas especies han incrementado sus rangos de distribución como consecuencia del cambio climático, pero seguro que no nos equivocamos si decimos que, en términos globales, hemos perdido probablemente más de la mitad de los efectivos poblacionales de muchas especies.
Los anfibios son los vertebrados más amenazados del planeta. ¿Estás de acuerdo? ¿Podrías explicar de forma breve las principales causas?
– Sin duda. Se trata de un complejo conjunto de causas que actúan de forma sinérgica, a pequeña escala y a escala planetaria. Algunas son tan evidentes como la destrucción o la degradación del medio y, por tanto, en teoría fáciles de combatir si hay voluntad de hacerlo.
Sin embargo, en las últimas décadas, la proliferación de especies exóticas ha complicado enormemente la situación. Y es que, no solo estamos hablando de especies que depredan o compiten con las especies endémicas, sino de especies que, frecuentemente, acarrean patógenos que producen enfermedades infecciosas letales para las especies endémicas.
Acerca de estas enfermedades infecciosas, que son tu principal campo de estudio, ¿podrías explicar de forma coloquial cuales son y cómo funcionan?
Están provocadas, fundamentalmente, por hongos y virus específicos. Los hongos que afectan a los anfibios son del grupo de los quitridios y provienen de Asia y, mientras que una de las 2 especies conocidas lleva ya dispersa por el mundo unas cuantas décadas (Bd), la otro acaba de llegar a Europa (Bsal).
Estos hongos se comen literalmente la queratina (piel, músculos…) de las células de los anfibios y terminan matando al animal por un fallo cardíaco como consecuencia del desequilibrio iónico que genera su crecimiento. Por otro lado, los virus peligrosos para los anfibios son los del género Ranavirus.
Están ya en todo el mundo y producen la muerte de las células, tanto de la piel como de órganos internos y externos. Literalmente, convierte el hígado y otros órganos en papilla, los animales pierden los ojos, dedos, patas…
Cuando detectasteis el primer caso de la enfermedad en Peñalara (por primera vez en toda Europa), ¿qué pensasteis? ¿qué sentisteis?
– Fue una sensación controvertida. Pon un lado, la sensación de que, por lo menos, sabíamos ya contra que estábamos luchando y, por tanto, podría ser el principio del fin de un problema. Sin embargo, y a medida que fuimos conociendo la dinámica de la enfermedad, nos dimos cuenta de lo complicado, o tal vez imposible, que resultaría acabar con ella.
¿Qué podemos hacer los aficionados a la herpetología, naturalistas de campo y fotógrafos de la naturaleza para evitar propagar estos hongos y virus, teniendo más asepsia?
– Hongos y virus, sí. Ambos. Debemos extremar las medidas de bioseguridad. Debemos desinfectar, antes y después de salir al campo, cualquier material que entre en contacto con los animales o con el medio.
Es decir, las botas, las mangas de muestreo y, por supuesto, cualquier recipiente para contener animales. Para ello, la lejía doméstica sin diluir es muy efectiva, pero hay que sumergir el material durante unos minutos, por lo que es mejor usar desinfectantes comerciales más cómodos como el Virkon. Además, lo ideal es no manipular a los animales si no es necesario y, en cualquier caso, usar guantes de latex y bolsas de plástico desechables para retener ejemplares si es realmente necesario hacerlo.
Nunca debemos mover ejemplares entre localidades, ni poner en contacto ejemplares autóctonos con ejemplares exóticos comprados en tiendas y, por supuesto, nunca liberar ejemplares exóticos. Ante cualquier duda sobre la posibilidad de estar contribuyendo a dispersar estos patógeno, lo mejor es no actuar y preguntar.
Háblanos un poco del Centro de Cría en Cautividad de Anfibios Amenazados de la Sierra de Guadarrama. ¿Qué trabajo se realiza y qué objetivos tiene?
– Es de hecho ‘la solución final’. Mucha gente, y muchos políticos, creen que cuando soltamos animales en el medio estamos solucionando los problemas. Pero no es así.
La cría en cautividad sólo tiene sentido en escenarios muy concretos: cuando las amenazas ya están bajo control pero es necesario reforzar los efectivos o incluso reintroducir la especie si esta ya ha desaparecido o, en el caso opuesto, cuando existe riesgo real de extinción de las poblaciones o especies en el medio natural sin que podamos llegar a controlar sus amenazas. En todos los demás escenarios, es siempre mucho más rentable actuar sobre el medio.
En el caso de Guadarrama, el primer escenario descrito era el caso de la rana patilarga, mientras que el segundo era el caso del sapo partero. Ya habíamos controlado los peces introducidos que casi habían extinguido a la rana, pero era necesario reforzar sus poblaciones. Por contra, en el caso del sapo partero, no éramos capaces de erradicar el hongo patógeno del medio y las poblaciones estaban a punto de extinguirse.
Por eso, desde 2008 hemos estado recogiendo puestas de rana patilarga para desarrollarlas en cautividad y liberar gran cantidad de ejemplares y, a la vez, manteniendo una colonia cautiva de sapo partero.
En el caso del sapo, además, los ejemplares criados nos sirven para desarrollar posibles estrategias de mitigación de la enfermedad y, esperemos que en un futuro no muy lejano, para iniciar la reintroducción de la especie si finalmente conseguimos acabar con el hongo en Peñalara.
¿Tenéis todo el apoyo institucional que necesitáis? ¿crees que los Medios de comunicación se interesan por el proyecto lo suficiente?
– Si. Desde el principio, el equipo de gestión del antiguo Parque Natural de Peñalara y, sobre todo, su director Juan Vielva, fueron totalmente receptivos a poner en marcha cualquier medida para intentar conservar las poblaciones de anfibios. Desde entonces, y ahora bajo el nuevo marco del Parque Nacional, la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid ha respondido de forma valiente y decidida.
Y lo mismo podemos decir de los medios de comunicación. Lamentablemente, y como ya sabéis, el problema al que nos enfrentamos es tan grande y complejo que no es fácil de solucionar.
Como comentabas, se dice que otro vector de propagación del virus y los hongos es la exportación e importación de anfibios y reptiles para su mantenimiento en cautividad. ¿Qué importancia ha tenido y tiene realmente este comercio y hobby en la propagación de éstas enfermedades?
– Enorme. Cada vez tenemos mas datos de la implicación del comercio de mascotas en la transmisión de las enfermedades específicas de anfibios. Es difícil de imaginar para alguien que no conoce el mundillo del comercio de anfibios, pero es impresionante el volumen de ejemplares que se mueven en el mundo y, generalmente, sin los controles necesarios.
De hecho, coincidimos en una reciente feria de exóticos en Madrid hace unos días, donde recogíais muestras mediante frotis de los anfibios y reptiles que allí se exponían. ¿Cuál es el objetivo de estas inspecciones?
– Nuestro objetivo era evaluar el riesgo de transmisión de estos patógenos en este tipo de eventos en España. Hemos detectado Ranavirus en comercios de Madrid, sabemos que Bsal está ya en España en colecciones privadas de anfibios y, por ejemplo, en esa feria que comentas, detectamos ejemplares infectados con Bd. Por lo tanto, el riesgo de que estos patógenos acaben en el medio natural es altísimo…
¿Podrían estas enfermedades infecciosas pasar al hombre?
– No. Y diría que ‘casi desafortunadamente’ estas enfermedades no tienen incidencia para el ser humano ni para especies animales con importancia económica. Sólo así se explica la falta de rigor de las administraciones en su control…
Basándote en tu experiencia y proyectando la evolución de estas enfermedades, ¿cómo se presenta el futuro a medio plazo en Europa y la Península Ibérica?
– Sinceramente, es poco alentador. La nueva especie de hongo descrita, Bsal, es mucho más nociva que la especie que ya tenemos en el medio en España, Bd. La experiencia con Bd nos dice que prácticamente está colonizado todos los medios favorables, por lo que podemos esperar algo parecido para Bsal.
Y Bsal ya está en España, aunque de momento sólo ha sido detectada en colecciones privadas de anfibios.
Es muy preocupante esto, no me imagino salir un día de paseo a Guadarrama o Gredos y no ver ni una salamandra o sapo por el camino… ¿Se puede hacer algo más en cuanto a divulgación? ¿podemos hacer algo más los que intentamos acercar toda esta problemática a la ciudadanía?
– Bueno, eso, insistir más en educación y divulgación. Que los aficionados a la herpetología y, sobre todo los aficionados a la terrariofília, se informen y se tomen este problema en serio. Que no se suelten animales exóticos en la naturaleza o los pongan en contacto con autóctonos y que estemos todos informados. Lo que no se conoce no se puede afrontar.
Cambiando un poco de tema, ¿cuál crees que es la especie de anfibio más amenazada en la Península Ibérica, por los factores que sean?
– Pues me temo que todas las especies del género Alytes y, precisamente, por su especial susceptibilidad a estos patógenos, tanto a los hongos quitridios como a los ranavirus.
Aunque cada especie tiene su belleza, ¿cuál es el anfibio más bonito para ti? ¿tienes un «preferido»?
– Pues siento ser reiterativo, pero para mi los sapos parteros son los animales mas increíbles que tenemos en España. Desde que empecé mi carrera estudiando su comportamiento reproductor, hasta ahora cuando conozco su especial susceptibilidad a estas enfermedades, no deja de maravillarme su biología.
¿Y de reptil ibérico? ¿Cuál te gusta más, personalmente hablando?
– Eso es más difícil… quizás diría el lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi).
¿Te gusta más el trabajo de microscopio o de campo?
– ¡De campo si duda! No concibo trabajar en esto sin pasar la mayor parte del tiempo en el campo. Por suerte, puede organizarme y contar con colaboradores que hacen el trabajo duro en el laboratorio.
¿Quiénes han sido o son parte esencial de tus logros y vida profesional? ¿Alguien a quien agradecer su compañía y consejo?
– Por supuesto, todos estos años he contado con mucha gente que me ha ayudado y con los que he compartido el trabajo de campo y de laboratorio. También, el personal del parque de Guadarrama, de Picos de Europa y de otros espacios protegidos me han ayudado enormemente. Y, por último, mis colegas y amigos de Inglaterra han sido fundamentales para introducirme en el área de la epidemiología.
Profesionalmente hablando, cuéntanos alguna alegría que te hayas tenido últimamente, que no todo serán enfermedades y penas, ¿no? 😉
– Bueno, trabajando en conservación de anfibios, la mayoría son penas… Quizás, la mayor alegría de todos estos años ha sido cuando conseguimos eliminar el hongo del medio natural en Mallorca.
Fue la primera vez que se hacía en el mundo y, bueno, aunque por desgracia esa experiencia sólo puede aplicarse en condiciones muy concretas, fue un revulsivo en la lucha contra las enfermedades de los anfibios.
Hasta entonces, parecía que era imposible acabar con estas enfermedades en el medio natural, y que la única solución pasaba por confinar todas las especies en colonias cautivas. Ahora sabemos que es posible o, por lo menos, que es posible reducir su incidencia y permitir que las poblaciones subsistan hasta que encontremos una solución definitiva.
¿Estáis planificando nuevos proyectos a futuro? ¿Dónde te ves dentro de 10 años?
– Claro, la ciencia y la conservación no se detienen nunca. Seguimos probando métodos, de todo tipo, para intentar reducir los niveles de infección de estas enfermedades en el medio natural.
Por desgracia, en 10 años me veo siguiendo en lo mismo… porque la lucha contra las enfermedades infecciosas va a ser muy larga.
Y hablando de profesión y afición, y ya terminando… ¿crees que hay demasiada distancia entre los biólogos e investigadores y los aficionados a la herpetología y naturalistas? ¿crees que podrían colaborar más? ¿Cómo?
– Bueno, creo que si lo miramos con perspectiva, el campo de la herpetología es, quizás, donde mayor conexión existe. Al menos entre la investigación y los herpetólogos y naturalistas aficionados. Otra cosa son los puramente «terrariófilos», esos que no salen al campo y sólo disfrutan teniendo un animal encerrado entre ‘cuatro cristales’.
Pero, precisamente, los aficionados y naturalistas son la clave para parar las enfermedades infecciosas. Primero, haciendo las cosas bien y, segundo, saliendo al campo e informando de cualquier ejemplar muerto o enfermo que aparezca.
Y por último, la pregunta escamosa que más nos gusta hacer en bicheando.net,
¿en qué hérpeto te gustaría reencarnarte en tu próxima vida?
– Pues, de nuevo, en un sapo partero, porque eso significaría que dentro de unos años los sapos parteros seguirían existiendo a pesar de las enfermedades infecciosas.
Mil gracias por tu tiempo, Jaime. De verdad un placer y os deseamos el mejor de los futuros en el campo de la investigación y la herpetología.
– Gracias a ti por tu interés y por las ganas de hacer las cosas bien.
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