las tres especies de serpientes venenosas de la península ibérica.
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Víboras ibéricas. Las serpientes no dejan indiferente a nadie, despertando tanto sensaciones de repudio y odio para muchos como de fascinación y curiosidad para otros.
En este artículo vamos a centrarnos en el grupo de reptiles más amenazado actualmente en nuestros campos, las víboras, respondiendo a las preguntas que cualquier amante de la naturaleza se ha formulado alguna vez acerca de estos escamosos de sangre fría tan peculiares.
¿Por qué tenemos miedo a las serpientes?
Existen múltiples estudios que revelan que el miedo a las serpientes es innato y puede tener una explicación neurobiológica. Uno elaborado en 2013 defiende que el cerebro humano, junto con el resto de primates, tiene neuronas especializadas en detectar a estos reptiles más rápido que a otros animales (Quan Van Le et al, 2013).
La teoría de la detección de las serpientes, desarrollada por la científica Lynne Isbell y apoyada por disciplinas muy variadas, indica que el cerebro de los primates ha evolucionado en buena medida gracias a las serpientes, en particular, desarrollando un sentido de la vista muy agudo para percibir sus formas y colores.
Esta teoría ha sido recientemente confirmada por investigadores suecos y portugueses mediante técnicas de psicología experimental (Sandra C. Soares, 2014).
El nombre científico para denominar la sensación de aprensión hacia los ofidios es el de ofidiofobia, y está muy extendido, pese a que la mayoría de las serpientes no son venenosas e incluso las que sí presentan veneno son inofensivas para el ser humano, si no se las molesta.
La serpiente históricamente ha tenido un papel muy importante tanto en la mitología como en la religión, si bien es cierto que por muchos pueblos era considerada un dios, como para los aztecas, egipcios, griegos o romanos, no lo es menos que la tradición religiosa judeocristiana asigna un papel a la serpiente inexcusablemente diabólico.
Está claro que, actualmente, el miedo y el desconocimiento son las causas directas de la masacre y exterminio que estos bellos animales han sufrido desde hace milenios por parte del hombre. Nosotros, desde Bicheando.net intentaremos que tanto las fobias como las conductas de agresión y muerte a estas criaturas disminuyan o desaparezcan.
¿Cuántas especies de víboras hay en España?
En la Península Ibérica contamos con un total de 13 especies de serpientes, de las cuales 10 son culebras (Fam. Colubridae) y las restantes, víboras (Fam. Viperidae).
Estas tres últimas, ambas del pertenecientes al género Vipera, son:
1.- Víbora hocicuda (Vipera latastei)
2.- Víbora áspid (Vipera aspis)
3.- Víbora de Seoane o cantábrica (Vipera Seoanei)
Se distribuyen por todo el territorio peninsular de la siguiente manera:
Para obtener más información sobre estas tres especies, ya sea características, veneno, precauciones o protocolo de actuación en caso de mordida, podéis visitar nuestro artículo titulado «Víboras de España. Serpientes venenosas de la península Ibérica.»
Sigamos…
¿Debemos realmente temer a los vipéridos en España?
La respuesta es clara, no. Según muestra un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) durante período de 1997 a 2009 se registraron 1.649 casos de mordeduras de vipéridos en España (130 anuales), de las cuales menos del 1% fueron letales, atribuidas casi exclusivamente a problemas de salud ya existentes en las personas mordidas.
Más de la mitad de los casos se concentraron en Cataluña, Castilla y León, Galicia y Andalucía. Las personas de entre 5 y 14 años así como las mayores de 65 son las más afectadas (ISCIII, 2012).
Tenemos un nuevo artículo sobre mordeduras de víbora en españa.
¿Cómo diferenciar a las víboras de las culebras?
Nuestros vipéridos, como toda la familia a la que pertenecen, presentan un cuerpo robusto, macizo y corto, como máximo alcanzan los 80 cm de longitud. De cabeza con forma triangular bien diferenciada del cuello y reproducción ovovivípara.
Son solenoglifos, es decir, poseedores de dos grandes colmillos plegados al paladar, que al ser utilizados pasan a una posición anterior a la vez que conecta con la glándula productora del veneno. Este veneno, poco estudiado en las especies peninsulares, presenta actividad cardiotóxica, hemotóxica, citotóxica y levemente neurotóxica.
De mordedura peligrosa, son ofidios que requieren una especial atención, cuidado y respeto, por tanto una buena identificación es un factor ineludible al tratar estos reptiles. A continuación os mostraremos cómo diferenciarlos de las culebras de forma rápida y eficaz en el campo mediante unos sencillos pasos.
Existe una multitud de caracteres distintivos entre las dos familias, muchos de ellos mencionados anteriormente, pero únicamente teniendo en cuenta unos cuantos nos podemos asegurar de elaborar un diagnóstico 100% fiable. Nos vamos a centrar en los tres siguientes rasgos: la pupila, las escamas craneales y las escamas dorsales
- La víboras presentan una pupila vertical frente a la pupila redondeada que presentan las culebras.
- Las víboras poseen pequeñas escamas craneales fragmentadas, desordenadas y subimbricadas frente a las escamas craneales o cefálicas grandes y dispuestas de las culebras.
- Las víboras siempre presentan las escamas dorsales con quilla, es decir, carenadas, mientras que las culebras las presentan lisas. Este rasgo no siempre se cumple con todos los colúbridos autóctonos, es el caso de la culebra de agua o viperina (Natrix maura) y la culebra de collar ibérica (Natrix astretophora), ambas con escamas dorsales carenadas.
Existen culebras que pueden adquirir comportamientos defensivos y patrones corporales similares al de las víboras, suele ser el caso de la culebra de agua (Natrix maura) y en según qué zonas las culebras del género Coronella.
La culebra de agua es comúnmente confundida con un vipérido al presentar una coloración y patrón en zig zag característico en algún ejemplar de víbora, por lo que vistas de lejos pueden causar dudas para ser identificadas.
Además cuando se ve amenazada su comportamiento defensivo en la mayoría de los casos es el de aplanar y triangular la cabeza, soplar y hacer falsos ataques sin llegar a morder. Las culebras del género Coronella únicamente se podrían llegar a confundir por su coloración grisácea y pequeño tamaño.
Aún así, basta con mirar las pupilas y escamas como hemos comentado antes para diferenciarlas con total seguridad.
Ya acabamos… espero que este post os haya ayudado a conocer un poco más el fascinante mundo de las víboras a aquellos que ya lo conocíais y adentrarse en él a aquellos que lo conocíais menos. Desde Bicheando.net siempre abogaremos por proteger, conservar y divulgar sobre estos reptiles tan bellos, necesarios y, cada vez más, escasos.
¡Comparte libremente y ayúdanos a conservar!
Bibliografía
José Mª Amate Blanco, 2012. Fauna ponzoñosa en España: biología e impacto sanitario. Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias. (PDF). Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), 2012. Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias. Consultado el: 29/12/16. Disponible en: http://www.isciii.es/ISCIII/es/contenidos/fd-el-instituto/fd-comunicacion/fd-noticias/25-05-2012-Expertos-Ofidios-Rioja.shtml Quan Van Le. et al, 2013. Pulvinar neurons reveal neurobiological evidence of past selection for rapid detection of snakes. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS) vol. 110 no 47. SINC, 2014. El ser humano es un extraordinario detector de serpientes. Scientific American Español. Consultado el: 30/12/2016. Disponible en: https://www.scientificamerican.com/espanol/noticias/el-ser-humano-es-un-extraordinario-detector-de-serpientes/# Sandra C. Soares. et al, 2014. The Hidden Snake in the Grass: Superior Detection of Snakes in Challenging Attentional Conditions. PLoS ONE 9(12).