Entrevista a Manuel Sobrino Senra «El Naturalista Cojo»

Charlamos hoy en Bicheando.net con un gallego muy comprometido y enamorado de la naturaleza y la conservación: Manuel Sobrino Senra o, quizá le conozcas como «El Naturalista Cojo», blog del que es creador y autor desde hace casi ya 3 años.

Como decíamos Manuel es un naturalista «sin barreras» autodidacta, bloguero y fotógrafo aficionado. Autor del blog “El Naturalista Cojo”, que entre otras cosas ha sido finalista en los Premios 20Blogs 2017 y 2018.

Este Blog le ha brindado la oportunidad de contagiar su amor por la vida y la naturaleza y poder así inspirar a otras personas, no sólo a través de internet o las redes sociales, sino también por medio de diferentes actividades, charlas o talleres que da de vez en cuando. Por supuesto no faltan las visitas guiadas por «su» estuario que luego nos dirá cuál es…

– Muchas gracias por concedernos esta entrevista y un poco de tu tiempo Manuel.

–  ¡Gracias a vosotros! Un placer para mi participar en Bicheando.net, sin duda web de referencia para los amantes de los anfibios y reptiles, entre los que me incluyo.

Lo primero que llama la atención al conocer tu Blog y a ti es tu discapacidad física y, como sabemos que hay mucha gente en tu situación que se inspira contigo, nos gustaría que nos contaras sobre ella en la medida que quieras…

– Tengo espina bífida desde que nací, una lesión medular que me impide caminar. Por otro lado, estoy diagnosticado de Enfermedad de Crohn desde los 18 años, una enfermedad ésta mucho más limitante que la primera y seguramente menos conocida. Me ha dado y me da mucha guerra. Es crónica, y como tal he tenido que aprender a convivir con ella.

Poco te afecta en tus ganas y tu motivación en tus salidas a la naturaleza esta situación, ¿verdad?

– ¡Todo lo contrario! De hecho la naturaleza es el motor que empuja mi silla de ruedas. Salir al campo o al monte es mi excusa perfecta para hacer deporte al aire libre y mantenerme en forma física y mentalmente. Todo eso mientras me empapo de conocimientos y nuevas experiencias. Siempre se aprende algo, y eso engancha.

Algún mensaje de ánimo a esas personas que hayan pasado recientemente por tu situación.

–  Yo he aprendido mucho con mi enfermedad. Parece un tópico, pero no lo es. A veces pienso que tengo tanto que agradecerle a la vida, a pesar de todo… Me ha hecho ser quien soy y como soy, y me ha dado todo lo que tengo.

Cuando aceptas tu situación, cuando empiezas a ver el vaso medio lleno, cuando dejas de quejarte por todo, sólo entonces puedes empezar a ser feliz. La felicidad depende de ti, y solo de ti.

Esperamos seguir viéndote muchos años por el campo, divulgando y enseñado… ¿Algo que añadir a la anterior introducción que hemos hecho de ti?

– Actualmente me encargo de la sección de ecoturismo accesible en la revista multimedia Elecoturista.com, donde colaboro junto a buenos amigos como José Arcas o Alfonso Polvorinos.

Se trata de compartir experiencias, viajes a la naturaleza desde el punto de vista de una persona con movilidad reducida, valorando en cada momento el grado de accesibilidad de los lugares que visito. Siempre a modo de crítica constructiva y con el ánimo de acercar nuestros espacios naturales a todo el mundo. Os invito a entrar en la web y a echarle un ojo. ¡Merece la pena!

Retrocedamos a tu niñez… ¿Desde cuándo te has sentido atraído por la naturaleza?

-Ya desde muy pequeño disfrutaba observando e identificando los pajarillos que podía ver cerca de casa, a una edad en la que la mayoría de los niños piensan en cualquier cosa menos en aprender viendo pájaros. Supongo que fue algo innato en mí, que nací con ello y que fue creciendo y madurando conmigo.

Has comentado en alguna ocasión que a los 11 años es cuando despertó tu vocación…

Cuando leí “Animales Salvajes de África Oriental”, de Félix Rodríguez de la Fuente, un libro “dedicado a los niños” en el que Félix hablaba de captar el alma de los animales a través de la caza fotográfica.

Créditos: elindependiente.com

En el que me enseñaba “que el naturalista que arranca un secreto en el comportamiento de un ser vivo, se hace mucho más dueño de él que quien quiebra el curso de su existencia”. Sin darme cuenta, el maestro impartía sus primeras lecciones. Inmediatamente me puse a indagar sobre la vida, obra y milagros de aquel hombre. Ahí empezó todo…

¿Que valores tiene la figura Félix Rodríguez de la Fuente para ti?

Para mí, como para tantas personas de diferentes generaciones, es como un padre. Casi casi una religión, y eso que yo soy del 86, seis años después del trágico accidente en el que perdió la vida.

Me considero un hijo de Félix, el discípulo de un profeta que hablaba de lobos, linces y lirones caretos. Todo lo que consiguió él sólo en un país y una época en la que se premiaba la caza de cualquier “alimaña”, es algo que escapa a la comprensión de cualquier mortal.

Su “feeling” con los niños, su forma de comunicar, su capacidad de trabajo… Félix encarnaba valores y actitudes que a día de hoy estamos perdiendo. Necesitamos rescatar su legado.

En tu opinión, ¿faltan muchos de esos valores hoy en los Gobiernos, Ayuntamientos e instituciones?

– ¿Acaso queda algún atisbo de ellos en un mundo donde resurge con más fuerza que nunca la extrema derecha? ¿Dónde miles de emigrantes son olvidados y abandonados a su suerte? ¿Dónde se destina más inversión en armamento militar que en investigación para la cura de enfermedades? ¿Dónde son ignoradas las voces de alerta que llaman la atención sobre el calentamiento global que amenaza con borrarnos del mapa? Rotundamente si.

Es hora de actuar, no de lamentarse. Es hora de seguir la estela de esas personas que hacen la diferencia, que nos iluminan con su ejemplo. Si hago todo lo que hago es porque creo sinceramente que todavía hay esperanza, pero no podemos dormirnos en los laureles…

¿Y en la sociedad en general?

– Hay un problema de base… Si hablamos del tema ambiental ―una de las cuestiones más acuciantes de nuestro tiempo, si no la que más―, la educación en este sentido sigue siendo la asignatura pendiente, en la familia y en la escuela. Conozco profesores y padres que hacen una magnífica labor, pero son los menos. La naturaleza se enseña poco y mal. Falta pasión, falta alma en el mensaje. Mis referentes han sido y son mujeres y hombres apasionados: Félix Rodríguez de la Fuente, Jane Goodall, David Attenborough…

Todos con algo en común. Sabían ―y saben― comunicar, transmitir, contagiar. Tenemos que implicar a los niños en la causa ecologista. Sacarlos al campo, meterles naturaleza en vena. La educación es una inversión a largo plazo, pero es la única segura.

¿Tuviste la suerte en casa de tener algún tipo de influencia?

– Pues tengo que decir que no especialmente… En el entorno familiar fue mi padre el único que nos metió el gusanillo de los animales y la naturaleza. Él siempre tuvo animales en casa, y de la misma manera se ha esforzado para que mis hermanos y yo fuéramos educados en el respeto hacia ellos.

Recuerdo que le gustaba mucho ver ―y a veces dormir― los documentales de sobremesa de La 2. Yo me sentaba a su lado y juntos descubríamos morsas, leones o perritos de las praderas… De alguna manera fue despertando en mí la curiosidad por todo lo que veía.

-¿Qué regalos te da estar en contacto con la naturaleza?

-Lo es todo para mí. No concibo mi vida sin mi dosis diaria de  naturaleza… Cada vez hay más estudios que confirman los beneficios de los llamados “baños de bosque”, una práctica surgida en Japón en los años ochenta, que no es otra cosa que un paseo relajante por el campo, sin prisas; desconectar de todo para conectar con uno mismo en contacto con el entorno. Es mi medicina, y lo mejor de todo, sin efectos secundarios.

¿Has estudiado algo relacionado con la biología, ecología, medioambiente o similar?

-No. Todo lo que sé lo he aprendido de forma totalmente autodidacta, que creo que es la mejor forma de aprender. Sin presiones, porque realmente te gusta, sin más… Mis maestros han sido los libros, “El Hombre y la Tierra” y mi querido estuario del Miño.

Háblanos de ese «estuario» donde suponemos que también has aprendido mucho…

– El Estuario del Miño es el hogar del águila pescadora y del carricerín cejudo, una de las aves más amenazadas de Europa. Vive también la nutria, el aguilucho lagunero, la garceta grande, el ánade silbón, la avefría europea, el martín pescador, el escribano palustre y así hasta las más de 150 especies que he contabilizado a lo largo de varios años de observaciones.

Créditos: Flickr, Pirineísta

Es zona ZEPA y Lugar de Interés Comunitario (LIC) incluido por tanto en la Red Natura 2000. Distinción que comparte con el norte de Portugal, pues es este un espacio natural transfronterizo. Su mayor atractivo es la invernada de miles de aves acuáticas de septiembre a marzo, la mejor época para visitarlo…

El estuario del Miño es cultura, es historia, es paisaje. En mi opinión merece un grado más alto de protección que garantice su conservación, amenazada en los últimos años por una más que preocupante y palpable pérdida de biodiversidad…

A nivel personal el estuario del Miño es mi casa, mi mundo, el sitio donde quiero descansar para siempre, cuando llegue mi hora. Para mi tiene un valor sentimental incalculable.

¿Qué otras zonas te gustan de la Península Ibérica?

-Tenemos la suerte de vivir en el país con mayor número de Reservas de la Biosfera del mundo y el que más superficie aporta a la Red Natura 2000 de espacios naturales protegidos a nivel Europeo. Estos datos nos dan una idea de la increíble riqueza natural que atesoramos.

He tenido la suerte de viajar mucho en los últimos años… Cada sitio tiene su encanto y unas particularidades que lo hacen único. Pero tengo que reconocer que el único lugar capaz de hacer tambalear mi amor por el Baixo Miño es Asturias.

La creme de la creme de la fauna ibérica encuentra allí su último refugio. Osos, lobos, urogallos… Un auténtico paraíso para el amante de la naturaleza.

Cambiando de tema y centrándonos ya en tu proyecto personal “El Naturalista Cojo. ¿Por qué te lanzaste a escribir y divulgar?

– Era una necesidad vital. Una forma de aportar mi granito de arena y dar a conocer la enorme riqueza natural del Baixo Miño, que es el primer paso para despertar conciencias… Yo veía que mucha gente era incapaz de identificar un cormorán, por ejemplo, una de las aves más fáciles de observar y reconocer.

Muchos vecinos míos, gente que pasea a menudo por el río, me preguntaban qué era aquel bicho negro que veían siempre reposando con las alas abiertas. Lo mismo con garzas, garcetas y las diferentes especies de patos. Si no conoces algo, ¿cómo lo vas a valorar?, ¿cómo lo vas a querer?, ¿cómo lo vas a proteger? Me di cuenta de que había que hacer algo. Por eso decidí crear ‘El Naturalista Cojo’.

Por otro lado, conjugar naturaleza y discapacidad, integrar los dos conceptos que han marcado mi vida para bien o para mal, y conseguir trasladar un mensaje de naturalidad, de “con fuerza de voluntad puedo hacer lo que me proponga”, “puedo disfrutar de lo que me apasiona independientemente de mi enfermedad”, “me olvido de todos mis problemas cuando escucho el canto de un pájaro”, dota a mi trabajo de una fuerza y un punto emotivo que llega e inspira a las personas… Ese es mi objetivo final.

También tienes una gran actividad en redes Sociales… ¿Qué es lo que más te gusta de ellas?

– La oportunidad que me brindan de compartir y transmitir mi pasión por lo que hago y de hacer nuevos contactos y amigos. Bien utilizadas son una herramienta fantástica.

– ¿Y lo que menos?

– La pérdida de tiempo y energía que supone atenderlas y tenerlas al día, las discusiones vacías que se hacen eternas, los ‘haters’ que te hacen la vida imposible o los que se empeñan en amargarte el día con imágenes de toros ensangrentados y cerdos abiertos en canal.

Además de tu actividad en el Blog y redes sociales, das charlas y haces visitas por las zonas que más conoces… ¿Qué es lo que más te gusta de este tipo de actividades?

-He hecho varias actividades con niños, charlas en colegios, salidas interpretativas al campo… Me ven en silla de ruedas y se quedan alucinados, pasmados. Les impacta mucho. Después los más atrevidos me preguntan cosas sobre mi enfermedad, algunas surrealistas…

¿Por qué tienes ese pie torcido? ¿Cuándo te vas a levantar? Me preguntaba uno… ¡No se cortan un pelo! Pero siempre sin ninguna maldad. Al margen de mostrarles mi trabajo como naturalista, intento que vean que las personas que vamos en silla somos tan capaces como cualquiera. Que podemos disfrutar de la vida tanto o más que muchas personas. Es un mensaje muy potente.

¿Has encontrado mucho apoyo en tus seguidores y lectores? ¿Quieres decirles algo? ¡Aprovecha! jeje

-Hacer “El Naturalista Cojo” es una de las cosas más gratificantes de mi día a día. Y en esto mis lectores y lectoras tienen mucho que ver. Les debo muchísimo… A menudo me escriben a través de comentarios o mensajes privados para contarme lo mucho que les inspiran mis publicaciones, para felicitarme por mi trabajo, para animarme a seguir adelante… Ya es hora de devolverles ―al menos en parte― un poco del cariño que me dan. Sólo puedo decir gracias por tanto.

Hablemos ahora de bichos… ¿Qué te gusta observar más? ¿Con qué disfrutas más? ¿Aves? ¿Mamíferos? ¿Reptiles?

-Al contrario de lo que mucha gente piensa, siempre digo que me atraen más los “bichos” grandes, los mamíferos. Aunque me ven más como aficionado a las aves, me encantaría tener cerca ciervos, gatos monteses, osos o lobos. ¡Me pasaría los días haciendo esperas!

Evidentemente crecí junto a uno de los humedales más importantes de Galicia, un entorno dominado por las aves donde ungulados y carnívoros soportan una enorme presión cinegética o han sido directamente eliminados.

En este contexto es normal que haya dedicado la mayor parte de mi tiempo y esfuerzo a los pájaros. De todas formas siempre que puedo hago una escapada para conocer “otra fauna”. Mi curiosidad es inagotable, disfruto observando cualquier cosa, desde un escarabajo a una culebra.

–  ¿Cuál es tu especie o género «favorito» de allí? ¿Y de la península Ibérica? ¿Por qué?

– De aquí la nutria. Recuerdo perfectamente la primera vez que la vi… Era un día de junio de 2015, sobre las 21:30 de la noche. Todavía quedaba algo de luz. De pronto, un enorme cuerpo negro que atravesaba el único canal de agua dejado por la bajamar llamó mi atención.

Enseguida me di cuenta de que se trataba de la nutria. Rápidamente saqué la cámara de mi mochila y empecé a grabar lo poco que pude antes de que el animal se esfumara detrás de unos juncos… Apenas 11 segundos de vídeo que guardo como oro en paño.

Cuando todo acabó me temblaba la mano de pura emoción. No era para menos… La nutria había comenzado su recuperación en el estuario del Miño pocos años antes.  Ver una en libertad era un sueño para mí. Afortunadamente a día de hoy continúa esa buena tendencia…

De la Península Ibérica indudablemente el lobo, seguramente por la influencia, una vez más, de Félix R. de la Fuente. La realidad y el mito que envuelven al gran depredador lo convierten en un animal sumamente atractivo, para bien y para mal. Es “mi favorito”.

¿Qué especie te gustaría poder observar en libertad y todavía no has podido?

– Siento repetirme. El lobo…jaja. He tenido la suerte de hacerle varias esperas con éxito en la Sierra de La Culebra, con la ayuda de empresas de observación especializada. Sé que mi amigo Talegón me va a matar cuando lea esto, pero no es lo mismo. Sigo soñando con ese encuentro casual y cercano con el lobo. ¡No pierdo la esperanza!

Otro al que le tengo ganas es el lince ibérico, el único de los grandes que todavía no he visto.

Respecto a reptiles y anfibios, ¿Qué especies te gustan más y por qué?

-Hace unos meses tuve la suerte de observar por primera vez a toda una familia de lagartos verdinegros, reptil cada vez más escaso. Al menos tres juveniles y sus progenitores. Lo he contado en un post para El Naturalista Cojo.

Se mostraron tan tranquilos y confiados que pude fotografiarlos a placer. El macho tenía la cabeza de un azul intenso precioso, señal inequívoca de que era la época de celo… Una de esas jornadas de campo que nunca se olvidan.

¿Alguna anécdota que puedas contarnos de tus expediciones?

-Recuerdo un momento gracioso, en el alto da Groba (Baiona), fotografiando a los chorlitos carambolos que hacen escala en la sierra para descansar durante el paso postnupcial. Estaba echado sobre la hierba, a ras de suelo, intentando darle un nuevo enfoque a mis imágenes.

Tan ensimismado en lo que hacía, que no me di cuenta de que a dos metros por detrás de mi una enorme vaca se había acercado a examinarme de cerca… muy de cerca. Sólo cuando la tuve prácticamente encima pude escuchar el crujir de la hierba bajo sus patas.

El susto fue tremendo y mi reacción inmediata. Pegué un salto desde el suelo a la silla de ruedas, y aún tuve tiempo de ver la expresión de perplejidad  en el rostro de la vaca segundos antes de alejarse y poner tierra de por medio. Una mirada que no expresaba en absoluto maldad. Era todo curiosidad… Llegué a sentirme culpable por mi reacción, exagerada y seguramente injustificada.

Podría hablaros de infinidad de caídas de la silla, de accidentes, de las locuras  que tengo que hacer para conseguir documentar tal o cual especie… Es algo que estoy empezado a mostrar en redes sociales a través de vídeos y fotos.

Ya terminando… ¿Alguien a quien agradecer actualmente su ayuda, consejo o apoyo con el proyecto o en la vida?

-¡Claro que si! Aunque a veces no lo parezca, todos tenemos a alguien en quien confiar… En mi caso, esa persona especial es Leire. La persona más importante de mi vida.

No tengo palabras para agradecerle todo su cariño y comprensión… Soy afortunado por tenerla. No quiero olvidarme de mi familia y amigos… De César y  Ángela, por tantos años de aventuras y risas. De Alberto y Luís, del Aula da Natureza do río Miño, por apostar desde el minuto uno por “El Naturalista Cojo”… Y por supuesto a todos mis lectores y lectoras.

Próximos proyectos a la vista…

– Me encantaría dar un paso más y convertir mi pasión en trabajo. Abrirme un hueco en este mundo y trabajar en lo que me gusta. Para eso me estoy preparando, estudiando educación ambiental. Sé que es difícil, pero cuando tú quieres algo y crees realmente en ello puedes conseguirlo. ¡Y en esas estamos, con mucha ilusión!

Lógicamente en Bicheando.net no podríamos acabar nuestra charla contigo sin hacerte nuestra más importante y famosa pregunta… ¿En qué hérpeto te gustaría reencarnarte en tu próxima vida.

– Pues nunca me lo había planteado…jajaja. Supongo que en alguna especie de víbora. Barriendo para mi tierra ―por aquello de que fue descubierta por un naturalista gallego― vamos a decir que en una víbora de Seoane. Así podría vengar la muerte de miles y miles de ofidios cada año a manos de la ignorancia del hombre… Nos lo merecemos, ¿no?.

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Víbora de Seoane o cantábrica (Vipera seoanei)

¡jaja perfecto! Tomamos nota. Manuel, muchísimas gracias por estas respuestas y por tu tiempo y miles de buenos deseos para ti y tus seres queridos. ¡Nos vemos en el campo!

-¡Por supuesto, ¿Dónde si no?! Jajaja. Un abrazo muy fuerte, gracias por el interés mostrado en este humilde naturalista.

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