(Fotografía de portada: Seba Gómez. www.sebasgr.com)

Seguimos aquí nuestra doble serie de Herpetos andaluces con los reptiles, continuando nuestro viaje herpetológico comenzado con en la 1º parte, donde hablábamos de los anfibios de Andalucia.

LOS REPTILES ANDALUCES

¡Empecemos con las lagartijas! Muy abundantes son varias especies de estos pequeños y escurridizos saurios, como las del complejo de especies Podarcis hispanicus, que incluye a:

La lagartija de Galera (Podarcis galerai) (las zonas áridas de Almería y el oriente de Granada, aunque probablemente la lagartija del Sudeste Ibérico (Podarcis hispanicus) se encuentre en las zonas más norteñas de este área).

Lagartija de Galera (Podarcis galerai). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.

La también abundante al norte lagartija verdosa (Podarcis virescens) (se distribuye principalmente por Sierra Morena y el Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, entre otras zonas).

Lagartija verdosa (Podarcis virescens). Foto: Juan Pablo González de la Vega.

 La lagartija de Carbonell (Podarcis carbonelli) (se encuentra solo en el área de Doñana).

Lagartija de Carbonell (Podarcis carbonellii). Foto: Arancha Bernal Sánchez.

 Y por último la lagartija andaluza (Podarcis vaucheri) (resto del territorio andaluz).

Lagartija andaluza (Podarcis vaucheri). Foto: Carmen Marín.

Son especies muy fáciles de encontrar en prácticamente cualquier tipo de hábitat, incluso en zonas humanizadas. La lagartija de Carbonell es la única más delicada y rara, siendo difícil de encontrar fuera de las zonas arenosas (como dunas) de Doñana.

Todas estas especies fueron consideradas en el pasado como una sola, llamada lagartija ibérica (Podarcis hispanicus), pero estudios genéticos han demostrado que realmente se trata de un complejo de especies.

Otra especie del género que se puede encontrar en Andalucía es la lagartija italiana (Podarcis siculus), la cual fue introducida en el puerto de Almería en el pasado.

La lagartija colilarga (Psammodromus algirus) también destaca por ser muy común en casi cualquier hábitat por todo el territorio andaluz (con preferencia de zonas con matorrales y bosques abiertos, no muy común en zonas antropizadas). Esta lagartija se identifica fácilmente por su color marrón con estrías claras en el dorso y su cola extremadamente larga. El macho toma colores rojos intensos en la garganta durante la época de apareamiento.

Lagartija colilarga (Psammodromus algirus). Foto: Arancha Bernal Sánchez.
Lagartija colilarga (Psammodromus algirus). Foto: Seba Gómez.

Otras especies del género son las pertenecientes al complejo de especies “lagartija cenicienta”. Son lagartijas muy rápidas de tamaño muy pequeño que suelen encontrarse en zonas de estepa.

Son tres especies casi iguales morfológicamente que fueron consideradas una sola en el pasado (lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus), actualmente se consideran las siguientes: la lagartija cenicienta occidental (Psammodromus occidentalis) (del tercio occidental de la comunidad), la lagartija cenicienta común (Psammodromus hispanicus) (que se encuentra en el tercio central), y la lagartija cenicienta de Edwards (Psammodromus edwarsianus) (del tercio oriental de Andalucía).

Lagartija cenicienta occidental (Psammodromus occidentalis). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Lagartija cenicienta común (Psammodromus hispanicus). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Lagartija cenicienta de Edwards (Psammodromus edwarsianus). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.

Una joya andaluza poco conocida y casi endémica es la lagartija de Valverde (Algyroides marchi), especie que solo se puede encontrar en el Macizo Prebético (Sierra de Cazorla, de Segura y de Alcaraz). Amante de zonas húmedas, rocosas y con matorrales, puede encontrarse bastante fácilmente en cañones de arroyos, con muchas paredes rocosas y vegetación arbustiva.

Lagartija de Valverde (Algyroides marchi). Foto: Juan Pablo González de la Vega.

Un claro ejemplo de una especie que cruzó el Estrecho de Gibraltar para colonizar a la Península Ibérica es la lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus).

Se caracteriza por su gran tamaño (con cola y extremidades largas), un color de fondo claro (crema, beige…) con estrías y ocelos claros. Los juveniles tienen un fondo mucho más oscuro con gran contraste con las estrías, presentan la cola completamente roja (mientras que en los adultos solo es rojiza en la parte inferior de esta).

Amante de las zonas arenosas, pudiéndose encontrar con bastante facilidad en zonas costeras como dunas o en zonas arenosas de las montañas (zonas de arenisca).

Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus). Foto: Vincenzo Rizzo.

Las únicas dos especies de lagartos grandes que se encuentran constantemente en la región son el lagarto ocelado (Timon lepidus) y el lagarto bético (Timon nevadensis).

El lagarto ocelado es un saurio de gran tamaño con una coloración de fondo verde con pequeñas pintas negras y preciosos ocelos azules.

El lagarto bético suele tener una coloración de fondo grisácea o marrón, con unos ocelos azules (más claros que los del lagarto ocelado y sin estar bordeado de negro). Se pueden encontrar en cualquier hábitat, evitando un poco los lugares húmedos y sombríos.

El gigante lagarto bético se distribuye por las zonas de Almería, la mitad sur de Granada y parte de Málaga (Sierra de Tejeda). En el resto de Andalucía es sustituido por su pariente, el lagarto ocelado.

Lagarto ocelado (Timon lepidus). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Lagarto bético (Timon nevadensis). Foto: Ilde Westendorp.

El lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi) es un lagarto que se ha citado en varias ocasiones en el pasado. Al no haberse visto desde mediados de los 80 y 90 en Despeñaperros y desde 2007 en Córdoba, prácticamente se consideraba extinta en el territorio andaluz; pero una cita reciente en 2019 podría indicar que esta especie siga existiendo en algún lugar de Sierra Morena…

Hembra de Lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi). Foto: Seba Gómez.

Otro ser conocidísimo en cualquier casa del territorio es la famosa salamanquesa común (Tarentola mauritanica). Especie inofensiva muy común en prácticamente cualquier hábitat, con predilección de muros de piedra o montones de madera; fácil de encontrar en lugares antropizados por toda la comunidad autónoma.

Salamanquesa común (Tarentola mauritanica). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.

La salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus) es la otra especie de geco presente en la región. De tamaño más pequeño que la salamanquesa común, la salamanquesa rosada no suele ser tan común en hábitats antrópicos como su pariente, prefiriendo lugares preservados con lugares donde esconderse.

Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.

Y sabías que… ¿¡En Andalucía también hay eslizones!? Estoy hablando del eslizón ibérico (Chalcides bedriagai) y el eslizón tridáctilo (Chalcides striatus). El primero se diferencia del segundo fácilmente al tener un cuerpo más grueso y con patas más desarrolladas (el tridáctilo tiene un cuerpo muy estilizado, siendo largo y fino, con unas extremidades poco desarrolladas que pueden ser difíciles de ver a primera vista).

Eslizón ibérico (Chalcides bedriagai). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Eslizón tridáctilo (Chalcides striatus). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.

Probablemente, el reptil más característico de esta comunidad sea el camaleón común (Chamaeleo chamaeleon). Este saurio de “paso lento” puede encontrarse en casi toda la zona costera sureña de la península; probablemente no llegó aquí naturalmente, sino que llegó con el ser humano en la antigüedad. Se puede encontrar en bosques costeros, matorrales de costa o dunas; aunque entra localmente en bosques más lejanos del mar.

Camaleón común (Chamaeleo chamaeleon). Foto: Seba Gómez
Camaleón común por las dunas de Doñana (Chamaeleo chamaeleon). Foto: Seba Gómez.
Camaleón común (Chamaeleo chamaeleon). Foto: Germán Franco.

Ahora seguimos con los anfisbénidos!! Sí, esas lombrices vertebradas con escamas, jeje! Las culebrillas ciegas son reptiles ápodos que están más emparentados con las lagartijas que con las serpientes. Las culebrillas ciegas son animales fosoriales, o sea, pasan la mayor parte del tiempo bajo tierra; y suelen ser encontrados bajo objetos.

Existen 2 especies en España, estoy hablando de la culebrilla ciega del Sudoeste Ibérico (Blanus cinereus), que en Andalucía se distribuye por las provincias occidentales de Cádiz, Huelva y Sevilla, y parte de Málaga y Córdoba; y de la culebrilla ciega común (Blanus rufus), que se encuentra en el resto del territorio andaluz.

Culebrilla ciega del Sudoeste Ibérico (Blanus cinereus). Foto: Juan Pablo González de la Vega.
Culebrilla ciega común (Blanus rufus). Foto: Juan Pablo González de la Vega.

Otro orden representado en Andalucía son los Testudines, o sea, ¡las tortugas! En la comunidad existen tanto especies terrestres como galápagos de agua dulce e incluso tortugas marinas.

La preciosísima tortuga mora (Testudo graeca) solo se encuentra en la comunidad en una pequeña área onubense (el Coto de Doñana), en una pequeña zona gaditana y en zonas áridas de Almería. Gusta de hábitats como dunas, bosques abiertos costeros o en zonas de matorral áridas. Ha disminuido drásticamente la población en comparación con el pasado. Se caracteriza por su color de fondo amarillento con manchas oscuras, esto la hace inconfundible en Andalucía, ya que no existe ninguna otra especie de tortuga de tierra en la región.

Probablemente llegó a nuestra área siendo introducida por el humano en la antigüedad.

Tortuga mora (Testudo graeca). Foto: Juan Pablo González de la Vega

Son dos las especies de galápagos nativos de Andalucía, estos son: el galápago leproso (Mauremys leprosa) y el galápago europeo (Emys orbicularis).

El galápago leproso es una especie muy abundante en prácticamente cualquier masa de agua permanente grande, mientras el galápago europeo es más delicado, no soportando aguas contaminadas y prefiriendo hábitats mejor preservados. Mientras que el galápago leproso se distribuye por prácticamente toda la geografía andaluza, el galápago europeo solo se encuentra en determinadas zonas (principalmente en Sierra Morena, Huelva, y en puntos concretos de Cádiz y Málaga occidental).

Sus poblaciones, especialmente las del galápago europeo, han disminuido debido a la competencia con especies exóticas invasoras como el galápago de Florida (Trachemys scripta) u otras tortugas introducidas menos extendidas como la falsa mapa (Graptemys pseudogeographica) por ejemplo.

Galápago leproso (Mauremys leprosa). Foto: Arancha Bernal Sánchez.
Galápago europeo (Emys orbicularis). Foto: Juan Pablo González de la Vega.
Galápago de Florida de orejas amarillas (Trachemys scripta scripta). Foto: Juan Pablo González de la Vega.

Las tortugas marinas son un caso especial, ya que aunque se hayan citado individuos de 5 especies (la tortuga boba (Caretta caretta), la tortuga verde (Chelonia mydas), la tortuga lora (Lepidochelys kempii), la tortuga carey (Eretmochelys imbricata) y la tortuga laúd (Dermochelys coriacea)), solo la tortuga boba se encuentra regularmente por estas costas (e incluso ha anidado en alguna ocasión), siendo las otras especies ocasionales que no suelen acercarse a las costas andaluzas.

Ya solo nos queda un último grupo de reptiles que se encuentre en Andalucía; ¡estoy hablando de las serpientes!

Las culebras de herradura (Hemorrhois hippocrepis), la culebra de escalera (Zamenis scalaris) y la culebra bastarda occidental (Malpolon monspessulanus) son especies de serpientes muy abundantes y fáciles de encontrar en prácticamente cualquier hábitat, incluso lugares antropizados.

La culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis) merece especial mención debido a que en la península prácticamente solo se encuentra en la mitad sur, siendo Andalucía uno de los mejores lugares donde buscarla. Al igual que otras serpientes como la culebra bastarda occidental (Malpolon monspessulanus), llegó a España cruzando el Estrecho de Gibraltar desde el norte de África. Es inofensiva.

Culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis). Foto: Vincenzo Rizzo.
Culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis). Foto: Germán Franco.

La culebra de escalera (Zamenis scalaris), sin embargo, no proviene del norte de África, de hecho, es un endemismo ibérico. Se diferencian fácilmente los adultos de los juveniles ya que estos últimos tienen marcados unos «peldaños» en el dibujo que desaparecen con la edad. También es totalmente inofensiva.

Culebra de escalera (Zamenis scalaris). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.

La famosa culebra bastarda occidental (Malpolon monspessulanus) es la especie de serpiente más grande de la región. Presenta dimorfismo sexual, o sea, los machos y las hembras se pueden diferenciar morfológicamente: los machos se caracterizan por un color verde oliva de fondo con una zona oscura cerca del cuello llamada “silla de montar” que continúa por lo costados.

Las hembras presentan una coloración mas o menos marrón con una gran cantidad de máculas y manchas que hacen que se camufle con su entorno a la perfección, los juveniles presentan un patrón muy parecido al de las hembras.

Aunque sean opistoglifas, presentan colmillos en la parte trasera del maxilar superior que suministran veneno, este no es de gran intensidad y se podría considerar como una especie inofensiva (aunque hay que tener cuidado si se la manipula).

Culebra bastarda occidental (Malpolon monspessulanus) macho. Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Culebra bastarda occidental (Malpolon monspessulanus) hembra. Foto: Gabriel Martínez del Mármol.

Probablemente, la especie de serpiente más fácil de encontrar en cualquier masa de agua de la comunidad sea la inofensiva culebra viperina (Natrix maura): una especie de serpiente de tamaño medio adaptado a una vida ligada al agua dulce (aunque en ocasiones se puede encontrar alejada de estas).

Se le llama “viperina” debido a que su patrón y talla son parecidas a la de la víbora y a uno de sus comportamientos defensivos: el de “triangular” su cabeza y bufar como si de una víbora se tratara, pero nada más lejos de la realidad, la culebra viperina no tiene nada de veneno e incluso no suele morder al ser manipulada.

Culebra viperina (Natrix maura). Foto: Germán Franco.

Pariente de la anterior es la culebra de collar ibérica (Natrix astreptophora), que, a diferencia de la culebra viperina, es de un tamaño mucho mayor, y no está tan ligada al agua (pudiéndose encontrar fácilmente lejos de masas de agua siempre que el lugar sea húmedo, aunque prefiere estar cerca del agua).

Aquí, en el sur de la península, la culebra de collar ibérica es una de las especies más raras de encontrar; siendo prácticamente imposible de encontrar en las zonas áridas del sudeste. Totalmente inofensiva como su “prima”, la culebra viperina.

Culebra de collar ibérica (Natrix astreptophora). Juvenil. Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Culebra de collar ibérica (Natrix astreptophora). Adulto. Foto: Juan Pablo González de la Vega.

Otra especie, no tan común como las primeras, es la culebra de cogulla occidental (Macroprotodon brevis). Es la culebra más pequeña de la península. Presenta una biología semifosorial, pasando gran parte del tiempo en “galerías subterráneas”, donde caza otros reptiles como a las culebrillas ciegas. Suele salir al exterior por la noche.

Prefiere los lugares soleados, con objetos donde esconderse y suelos blandos. Solo se encuentra en la mitad sur peninsular, ocupando toda Andalucía. Aunque sea opistoglifa, o sea, tiene colmillos traseros con veneno, nunca se ha registrado un envenenamiento en el humano (la posición de los colmillos, el pequeño tamaño de estos y la poca potencia del veneno hacen que sea casi imposible que se produzca un envenenamiento). Usa su veneno para sucumbir a sus presas.

Culebra de cogulla occidental (Macroprotodon brevis). Foto: Germán Franco.

Otros dos colúbridos muy parecidos entre sí que se pueden encontrar en Andalucía son las culebras lisas del género Coronella.

La culebra lisa meridional (Coronella girondica) es la especie más extendida en la región, ya que es mucho más amante del calor (pudiéndose encontrar bastante fácilmente en zonas soleadas con objetos donde esconderse) que su pariente la culebra lisa europea (Coronella austriaca), que solo se encuentra en zonas muy altas de Sierra Nevada y del Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, tanto en zonas boscosas como sobre la línea de los árboles.

La culebra lisa europea es muy rara de encontrar aquí en el sur, estando mucho más extendida al norte de la península. Estas especies morfológicamente muy similares se pueden identificar por la forma de su escama rostral (mucho más grande y extendida hacia arriba en la culebra lisa europea), por la coloración y patrón de su vientre (ajedrezado en la culebra lisa meridional, mientras que uniformemente oscuro en la culebra lisa europea) y por otras características. Son completamente inofensivas.

Culebra lisa meridional (Coronella girondica). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Culebra lisa europea (Coronella austriaca). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Comparación vientres de culebras lisas. Ajedrezado en la culebra lisa meridional. Foto: Gabriel Martínez del Mármol.

La única especie de serpiente con un veneno de importancia médica que se distribuye por nuestra zona es la víbora hocicuda (Vipera latastei). Se puede diferenciar fácilmente de las culebras (aquí en Andalucía) porque la víbora tiene una pupila elíptica verticalmente (y no redonda como las culebras), por tener escamas pequeñas en su cabeza (en vez de grandes con aspecto de “placas”) y por tener un cuerpo proporcionalmente corto y ancho con una cola corta.

Su “hocico” formado por escamas es muy característico de esta especie. Es una serpiente muy rara en el sur, encontrándose tanto en zonas montanas (llegando a encontrarse en altitudes elevadas en Sierra Nevada) como en algunos lugares costeros determinados donde es especialmente difícil de encontrar (Doñana, Cabo de Gata…).

Parece ser más abundante en zonas frescas como lugares a alta altitud (prefiriendo cercanía a agua y laderas orientadas al norte). Aunque sea venenosa, su veneno es poco potente en comparación con víboras de otros países y las muertes son extremadamente raras (suelen ser casos de niños, de personas mayores o de personas con patologías previas que no han acudido a un centro hospitalario).

Víbora hocicuda (Vipera latastei). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Víbora hocicuda (Vipera latastei). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.
Víbora hocicuda (Vipera latastei). Foto: Gabriel Martínez del Mármol.

Y con esta preciosa serpiente sureña terminamos este repaso a los anfibios y reptiles de Andalucía (ya te dijimos que había muuuuchas especies 🙂 ) agradeciendo inmensamente a todos los autores y colaboradores por cedernos todas sus fotos para que tú las hayas disfrutado.

Y hablando de «disfrutar»… Seguro que conoces a alguien que disfrutaría con este artículo tanto como tú. Así que no te olvides de compartirlo con él.

Muchas gracias por tu tiempo, por leernos y por apoyar este proyecto de divulgación.

No queremos terminar sin recomendarte el mayor proyecto sobre herpetofauna andaluza que se ha desarrollado: El Atlas de Anfibios y reptiles de Andalucía >> http://anfibios-reptiles-andalucia.org Un proyecto ciudadano y personal liderado por el naturalista y herpetólogo Juan Pablo González de la Vega, todo un referente en el mundo de la herpetología española.

Ahora sí, ¡herpetosaludos!