Salida nocturna en busca de anfibios por la Cabrera (Sierra de Madrid)
Por si no lo sabías los anfibios no solo se reproducen en primavera. En el otoño hay una nueva «explosión reproductiva» en la mayor parte de la península ibérica de varias especies y octubre es el mes ideal para poder salir a disfrutar de estos encuentros anfibios.
Octubre es como una «segunda primavera» donde, gracias a las lluvias y las bajadas de temperatura, se crean las condiciones idóneas para su reproducción y alimentación, ya que el invierno se acerca y después de la estivación, muchas especies necesitan alimentarse y coger fuerzas para el descanso invernal durante el duro invierno continental que se les avecina.
Año tras año, por estas fechas podemos observar apareamientos de especies de la Sierra de Guadarrama y de la comunidad de Madrid como el sapo corredor –Epidalea calamita– (que se reproduce durante todo el año, siempre que las condiciones climatológicas acompañen), el sapo partero –Alytes ssp.– (con una gran actividad reproductora desde principios de octubre), la salamandra común –Salamandra salamandra-, el gallipato –Pleurodeles waltl– o el sapo común –Bufo spinosus-, entre otros.
Este año todos los amantes de la biodiversidad y de los hérpetos esperábamos con ansia a que lloviera de una vez, tras un verano en la península ibérica y Madrid especialmente seco.
Y tras el primer día de lluvias, Fernando Molina (fotógrafo naturaleza) y yo acompañamos a Íñigo Martínez- Solano (herpetólo – biólogo) en una salida bichera por la Sierra de la Cabrera y su zona basal.
¡Qué ganas teníamos todos ya de pasar una noche a la intemperie! Botas de agua, linternas y frontales, guantes, otras asepsias y… ¡a bichear! 😉
Lo primero que hicimos en nuestra salida nocturna en busca de anfibios por La Cabrera fue organizar la zona de prospección. Después cogimos los coches y ya en la misma carretera empezamos a cruzarnos con la especie más abundante en la península ibérica, como lo es el sapo corredor –Epiladea calamita-.
Por la noche se dedican a recorrer sus zonas buscando alimento y humedad y suelen abarrotar muchas carreteras secundarias de la sierra. Esto es un problema porque como pudimos observar, mueren atropellados cientos cada noche en la zona.
Una vez aparcados, anduvimos buscando anfibios (o lo que apareciese) por una zona de charcas temporales con la grata sorpresa de encontrarnos al poco tiempo varios ejemplares de Gallipato -Pleurodeles waltl-, tanto juveniles como adultos.
De estos pequeños gallipatos hemos salvado algunos este verano infernal.
Y por fin pudimos también observar una especie en clara recesión y no muy fácil de encontrar como es el Sapo partero, en este caso la especie de la zona, Alytes cisternasii, sapo partero ibérico.
Fue una verdadera gozada poder observar al sapo partero ibérico; una maravillosa especie que se oculta enterrándose entre la grava y la arena de las pendientes cercanas a las charcas. Los machos llaman a las hembras con un sonido parecido al de la «u», muy grave y que se oye a decenas de metros en la distancia.
Siguiendo estas llamadas pudimos empezar a localizar y observar varios ejemplares. Es un sapo de pequeño tamaño y rechoncho, de color gris claro o grisáceo con machas gris oscuro y pequeños puntitos rojos. Muy bonito, como puedes ver…
Incluso pudimos disfrutar de un amplexo completo entre macho y hembra (debajo). El cortejo se realiza como decíamos en octubre, principalmente, así que era la noche ideal para ver alguno y así fue.
Este apareamiento se realiza de la siguiente forma: La hembra, tras acercarse al macho, se agacha y pone bajo él. Entonces el macho comienza su amplexo (entre 20 y 40 minutos de duración) en el que comienza a acariciar a la hembra con sus patas traseras en un típico «pedaleo» adelante y a atrás para que expulse los huevos.
Mientras los va sacando, el macho los fertiliza y va introduciendo sus patas posteriores entre la masa de huevos, para ir enrollándolos entre sus tobillos, por decirlo así. Cuando la puesta esta «bien atada» el macho suelta a la hembra y se lleva dichos huevos. Puedes echar un vistazo a éste vídeo del cortejo de Alytes de Jero Caro Rodríguez para hacerte una idea concreta de este fascinante momento.
Estos machos cuidarán de los huevos entre 3 y 5 semanas, hasta que las larvas están más desarrolladas y las condiciones ambientales y de medios acuáticos permitan que éste pueda soltar la puesta en una charca cercana o arroyo que le satisfaga.
Pero aquí no terminó la salida bichera, porque más tarde, buscando por los alrededores tuvimos la suerte de encontrarnos con otro duendecillo de la noche como es el sapo de espuelas (Pelobates cultripes).
Un par de jovencitos que nos saludaron en su búsqueda de alimento y refugio. La verdad es que es un anuro espectacular y fácilmente identificable, con ese morro anguloso y esos ojos tan saltones.
Los renacuajos de los Pelobates tardan muchísimo tiempo en metamorfosearse y son los renacuajos más grandes de todos los anfibios de la península ibérica, por eso mismo la mayoría no completan su ciclo metamórfico, y por eso mismo siempre es un regalo a la vista poder verlos, al menos en el centro de la península.
Por supuesto no podía faltar a la cita también por esa zona otra especie muy común en nuestros campos y montes como es el Sapo corredor (Epidalea o Bufo calamita) del que hice esta bonita foto. Esos ojos verdosos brillantes le delatan y diferencian del sapo común (que tiene los ojos rojos).
Sigamos en nuestra salida nocturna en busca de anfibios por la Cabrera…
Ya como guinda a este pastel herpetológico nos regalo también su presencia un macho de tritón jaspeado (Triturus marmoratus). Presentaba un poco de delgadez, supongo de la larga estivación del verano, pero ahí andaba, en busca de alimento para prepararse al largo invierno que se avecina.
La noche fue perfecta: unos 12º, sin viento y con el suelo muy mojado y encharcado por las lluvias del día y la tarde anteriores. Solo chispeó de vez en cuando, lo que nos dio la oportunidad de campar a nuestras anchas y de poder sacar el material fotográfico y de muestreo sin riesgo de mojarse.
En definitiva, una de esas salidas y noches que recordaré durante el invierno, mientras esperamos a una nueva época de vida y esplendor hérpeto en la primavera del 2017. Gracias Íñigo y Fernando por esta grata experiencia.
Y si tu también quieres salir con nosotros alguna noche o viceversa, no dudes en contactarnos en hola@bicheando.net Estaremos encantados de hacerlo para seguir dando a conocer estos animales tan desconocidos y poco valorados. Y disfrutar, claro!
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